Víctor Fernández tomó el timón del barco tras la salida de
tono de Fernando Vázquez. El técnico, después de la experiencia con el Gante
belga, retorna a España con la tarea de que el conjunto gallego prosiga en la
élite. Es el paso para progresar económicamente y consolidarse en Primera tras
unos años de montaña rusa con dos descensos y dos ascensos.
Defensa posicional en 1-4-4-2
En defensa organizada el dibujo de partida presenta un
1-4-4-2 muy claro, con el hombre que se escalona, en ataque, por detrás del
punta ubicado en paralelo con dicho delantero. El Dépor se repliega en campo
propio, la defensa se ubica muy atrás, dejando que el rival inicie la jugada
desde la base. Individualmente, sobre todo los laterales, no destacan por sus
condiciones defensivas –que sí en ataque-, y por ello la metodología se resume
en defender juntos y con ayudas constantes.
Sidnei y Medunjanin, esenciales
La salida de balón tiene dos focos principales. En primer
lugar, Sidney. La circulación se inclina hacia el brasileño para que la
superación de la primera línea de resistencia sea más sencilla y genere
situaciones ventajosas. Y en segunda
instancia, Medunjanin. El bosnio marca el tempo y orienta el cuerpo para
recibir e interpretar de cara los movimientos de los hombres más adelantados.
Si Medunjanin está anulado el conjunto gallego encuentra dificultades para
salir por dentro.
La ruptura de Cavaleiro
Cavaleiro viene de ser la punta de lanza. El atacante,
cedido por el Benfica, tiene ruptura y su potencia y velocidad son garantías de
éxito si juega con espacios. Al ser el “9” y moverse por todo el frente de
ataque, el Deportivo se queda sin referencia ofensiva, por ejemplo para los
centros laterales. Por ello, todo hace indicar que lo acompañará Postiga, que
además anotó ante el Getafe. El portugués, si es de la partida, fijará a los
centrales y permitirá desenvolverse con mayor libertad a Cavaleiro.
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