La temporada más complicada, la primera tras casi 25 años
sin pisar la élite, fue solventada con la permanencia. El objetivo es el mismo
pero la creencia en su consecución es mucho mayor. Se han incorporado a
jugadores internacionales con prestigio, como Tyton, Pasalic y Jonathas, que
unidos a la base conformada por el cuerpo técnico y los futbolistas del año
pasado auguran una campaña que signifique la consolidación en la Liga
BBVA.
Presión al poseedor de balón
El 1-4-4-2 como punto de partida. El conjunto ilicitano
espera, normalmente, a tres cuartos para iniciar la presión en curva con uno de
los delanteros y así orientar la presión a un costado. La persecución al rival
es intensa y prácticamente individual, confiando en las buenas piernas –son
todos muy dinámicos y corredores- para evitar que el adversario se gire. Ello
genera cierto desorden y zonas desocupadas por jugadores franjiverdes, pues
incluso los dos mediocentros se ubican en el mismo perfil.
Contragolpes rápidos y verticales
El Elche busca recuperar el cuero lo más rápido posible para
montar contragolpes. Las transiciones defensa-ataque se caracterizan por la
máxima verticalidad que, con la velocidad de los de arriba, adquieren un ritmo
vertiginoso. Pasalic, mediocentro más ofensivo que Mosquera –más posicional-,
se suma a los extremos y a los puntas. Por tanto, contraataques bien dotados
cuantitativa y cualitativamente.
Complementariedad de los hombres ofensivos
Los jugadores de ataque son diferentes en cuanto a perfil
pero tremendamente complementarios. Las bandas, asimétricas. V.Rodríguez juega
a pie cambiado, prefiere el apoyo y su diagonal en conducción es una amenaza;
mientras que Rodrigues, una bala en la derecha, opta por irse por fuera
mediante el desborde. Y arriba, C.Herrera posee un mayor carácter asociativo
escalonándose por detrás de un Jonathas que rompe constantemente al espacio y
que es agresivo y potente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario