Perfeccionar lo sobresaliente. Difícil tarea. El Real Madrid
CF ha incorporado a Kroos y James para poner la guinda al pastel. Con mayor o
menor necesidad, respectivamente, enriquecen un cóctel que fue campeón de la
Champions League. Es un año subrayado para volver a la gloria en las
competiciones domésticas y defender título en Europa. Además, Keylor refuerza
la meta para que la competencia interna sea máxima. Todo ello suma. El Real
Madrid aspira a todo.
Salida de balón
A pesar de que el elemento diferencial es el contragolpe, la
defensa organizada y posicional adversaria obliga a los blancos a trazar la
jugada desde la base. Los dos centrales se abren; al mismo tiempo que Kroos y
Modric se posicionan en diagonal con el central del mismo perfil. Cuerpo
orientado para mirar hacia delante a fin de encontrar el momento para sustituir
el pase de seguridad por el profundo hacia los killers. El pasillo central
queda para el 6 (Xabi Alonso-Illarra, que incluso se posicionan por delante de
ellos), si es 1-4-3-3; o para el 10 (Isco-James), si es 1-4-2-3-1.
Presión intensa y transición ataque-defensa
Un buen ataque incluye de modo inherente posicionarse para
defender eficientemente. El conjunto blanco aglomera jugadores en campo
contrario, y la transición ataque-defensa queda en un duelo entre centrales y
delantero rival. Confían en las capacidades físicas, técnicas y tácticas
–mayormente intentan anticiparse- de Ramos y Pepe a pesar de quedar expuestos
con la presión intensa a todo campo del resto de compañeros. De ahí la
importancia del 9, Mandzukic es un claro ejemplo, para aguantarla y permitir a
la segunda línea llegar para tirar el contraataque. Ahí el Real Madrid sufre
pues los laterales deben recorrer demasiados metros. El Atlético se doctoró en
este sentido en la Supercopa.
Cristiano y Bale
Los extremos permanecen muy abiertos, incluso si la jugada
emana por el otro costado. Bale y Cristiano. Cristiano y Bale. Individualmente,
poco por descubrir. El resto del equipo se distancia de ambos para que tengan
pasillo interior y exterior y sus 1vs1 en conducción declinen la balanza. Si se
ven ahogados, los laterales doblan para practicar superioridad por los
costados. En transición defensa-ataque disfrutan, con campo por delante son
letales y rompen al espacio, si no la llevan al pie, con una potencia
ostensible. Serán los máximos artilleros del conjunto blanco. Son ases
bocarriba pero igualmente determinantes.
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