A lo largo de la vida estrechas una serie de relaciones que
te dejan huella. Las dificultades, aunque no te percates por la ligera
tendencia que tenemos a ser negativos en el presente, te generan un aprendizaje
que posteriormente valoras. Y una de esas relaciones ha sido, para mí, el
Córdoba CF B.
Antes de empezar la temporada, todo era ilusión. Un nuevo
episodio en la historia del Córdoba CF y mi primer reto profesional importante.
¿Qué más íbamos a pedir?. Pero la competición nos golpeó duramente al
principio. Cada partido era un castigo, una bofetada con la mano abierta que
nos echaba contra las cuerdas. Nos daban por muertos, por rendidos sobre la
lona sin vuelta atrás pero…
El partido ante el Albacete Balompié supuso un punto de
inflexión. Vencer en El Carpio -¡vaya fortín!- al líder nos aportó autoestima
y, a partir de entonces, deseaba que todos los partidos empezasen y acabasen –mientras
tanto disfrutaba narrándote- para bailar en el vestuario “Porque el amor es el que manda” de América Sierra. No actualizabas tu música pero esa melodía ya era
nuestra. Es oírla, y se suceden recuerdos tuyos en mi memoria. El interminable viaje
a Lorca con el maldito virus y el ambiente hostil al finalizar el partido ante
el Arroyo y la Balona, entre otros, estaban totalmente amortizados con vernos
sonreír. Tu felicidad era la mía.
Aprendiste a vivir en la dificultad y, al mismo tiempo, me
enseñaste a hacerlo. Aún recuerdo la primera vez que J.A. Romero dijo en rueda
de prensa que la adversidad era nuestro número 12, que convivía con nosotros. Asumir
las trabas con naturalidad y con rapidez nos convirtieron en un tren imparable
con fe ciega en nuestras posibilidades. Llegó el momento de que mantuviésemos
nuestra relación a distancia, pero solo en el aspecto geográfico porque me
habías seducido. Tu partido era mi partido. Y llegó la merecida salvación. Qué –con
perdón- cojones.
El Córdoba CF B nos
ha dado una lección de vida extrapolable a cualquier ámbito. Un ejercicio de
superación a base de conquistar el presente confiando en tus facultades y
sobreponiéndote a toda racha de viento en contra. Basta con creer en uno mismo
porque el secreto de la superación es la constancia en el propósito. Conecta
con la frase de Dalai Lama: “solo existen dos días al año en que no se puede
hacer nada: ayer y mañana”.
Por último, agradecer el trato recibido a cada uno de los
que formaron parte de este eterno Córdoba CF B 2013/2014 del que me llevo grandes
recuerdos y amistades.
A ti, Córdoba CF B.
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