Inicio imprevisto. Los presagios negativos de finales de
agosto, con la eliminación ante el Krasnodar ruso en la Europa League, siguen
permanentes en el seno txuri urdin. Un equipo sin el aliciente de competir a
nivel europeo pero con la obligación de cambiar el rumbo en la competición
doméstica. Con una plantilla confeccionada para pelear por cotas elevadas, la
Real Sociedad posee un lógico margen de mejora.
Zona desértica
Es un equipo que presiona, que pretende atosigar al rival en
salida para robar en campo contrario y llegar por la vía rápida a la meta
rival. Por ello, los dos pivotes responden, evidentemente, a esa idea y
persiguen a las marcas, apretando si están de espaldas. Salir airoso de ese
pressing y buscar el espacio vacante del doble mediocentro se erige vital.
Markel Bergara fija algo más que Zurutuza, los habituales en dicha
demarcación.
Personalidad ofensiva
La Real Sociedad arriesga y acumula hombres por delante del
posicionamiento del balón, confiriendo así diversas líneas de pase al poseedor
del esférico. La contraprestación, evidente. La escuadra realista sufre en las
transiciones ataque-defensa, en ese
momento donde el campo se vuelve cuesta arriba. El famoso retorno. Los
centrales más un pivote, si permanece cerca, quedan expuestos fruto del largo
recorrido que asumen los laterales. En los dos últimos encuentros, el Espanyol
sentenció y el Getafe venció merced a sendos contragolpes.
Puro talento
De mitad de campo hacia delante hay reunión de talento. Xabi
Prieto y Carlos Vela, los abanderados. El capitán es magia y estética. El “10”,
el buque insignia, deleita e interpreta, resulta extraño que no haya dado un
salto cualitativo en años anteriores. Y el mexicano Carlos Vela parte en
derecha y su diagonal en conducción marca diferencias, aunque echa de menos a
su socio Griezmann. Le hacen aclarado para que su 1x1 signifique el derribo de
la primera ficha y la generación de superioridad.
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